Muchas mujeres se quejan de sus cabellos por considerar sus cabellos grasosos. De hecho, los cuidados deben ser un poco más grandes en este caso, pero no hay motivos para la desesperación ni el descontento.
Los cabellos grasos tienen características de producir más aceite en su folículo piloso. Generalmente son cabellos más brillantes y más finos. Los cabellos grasosos tienden a estar sucios más rápidamente que los cabellos secos, ya que las impurezas del aire «se pegan» en los cabellos con más facilidad, acumulando polvo y olor. Por eso, los cabellos grasosos demandan ser lavados más frecuentemente.
Las causas para este exceso en la producción de oleosidad son varias: generalmente es una causa genética, tal cual tener piel seca o aceitosa. Pero también hay cuestiones hormonales que pueden impactar o, incluso, emocionales, como el estrés y la ansiedad, que pueden influir en la actividad alterada de las glándulas sebáceas.
Algunos consejos son esenciales para el mantenimiento de la salud del cabello graso.
De la misma forma que la piel produce más sebo mientras que la limpiamos con frecuencia, el cabello actúa de igual manera. Lavar los cabellos todos los días puede ser una medida adecuada, pero algunos comportamientos, como lavar los cabellos 2x al día puede, al contrario, empeorar la situación. El cuerpo de la gente interpreta la retirada de la oleosidad como una «amenaza» al organismo y cuanto más se quita, más produce y más descontrolado nuestro metabolismo se vuelve. Y peor, la producción de sebo descontrolada acarrea en la obstrucción de los folículos, que se quedan «tapados» de aceite, debilitando los cabellos y pudiendo incluso contribuir a la caída capilar.
Entonces, lave sus cabellos con una frecuencia adecuada. Y atención: ¡NUNCA UTILICE AGUA CALIENTE! El agua caliente estimula la producción de aceite por el folículo piloso, o sea, es todo lo que menos quiere alguien que tiene cabello grasoso.
A la hora de lavarlos, inicie colocando una pequeña cantidad de champú en las manos (equivalente a una moneda). Masajea el cuero cabelludo suavemente y lentamente para no activar sus glándulas sebáceas (cuanto más rápido el masaje, más activado queda la circulación del cuero cabelludo y más sebo sus glándulas producirán). Repita el lavado si lo necesita.
¡El acondicionador no debe ser el villano, puesto que debe aplicarse sólo en las puntas!
Recuerde también de regular su alimentación: evite carnes rojas todos los días, evite frituras, refrescos y comidas con exceso de conservantes. ¡Su salud agradece y sus cabellos también!